
Mi voz era fría, No habia rastro de ilusión tras mis palabras grises y apagadas, ni tan siquiera huellas de esperanza.Mis frases eran sentencias de resignación y aunque a través del teléfono no puedo ver mis ojos los presintió como hoyos hundidos en la desidia.Yo que tanto escuchó y tantas veces ayudó, yo, que por hacer feliz a otros renunciaba a mi misma deje de existir.había dejado de creer, mi corazón estaba lleno de cenizas apagadas en las que era imposible encontrar alguna ardiendo. Había dejado de creer en el amor, en las personas, en la amistad. Ya no confiaba en nadie y únicamente me dejaba llevar por el viento de las casualidades que a diario se presentaban delante de mi vida. Comencé a ver el mundo como en una película en blanco y negro en el cual las sombras y los negros dominaban y aplastaban el color de la ilusión, el sabor y el olor de la esperanza.Él era otro más para mi que en algún momento me decepcionaría,lo aplastaría por el orgullo y el egoísmo de todos los amores que había conocido. Él era uno más que pisaría indiferente queriendo sacar el mayor provecho de mi sangre inocente sin ofrecerle nada a cambio.Había creado "una niebla a mi alrededor y alrededor de mi vida" a través de la cual ni el más osado aventurero del corazón podría entrar, había creado alrededor de mi vida una muralla de tristeza y frustraciones que chocaban con la esencia de todo mi ser. Nada ni nadie podría conocer el mayor secreto de mi corazón, solo yo.Mientras tanto me dejaba llevar por la marea de la tristeza, arrastrada por la fuerza de los desengaños,se quedo mirándome y decidió saltar al vacío del mar seco de mis lágrimas en el empeño de ofrecerle un nuevo cabo, una nueva ancla a la esperanza.

